'No creo que el 1 de enero a las 9 de la mañana sea una persona diferente de la que era a las 11 de la noche del 31 de diciembre, en todo caso seré alguien con más resaca, menos neuronas y buenos recuerdos de la noche anterior, con un poco de suerte. [...]
Por otro lado, si la vida está llena de excusas para salir de fiesta, para comer dulces, para emborracharnos, para irnos de compras, de vacaciones, o para llorar como imbéciles. ¿Qué puede haber de malo en poner de excusa empezar nuevo año para hacer cosas que nunca hicimos, para sentar nuevas metas, para ser los mismos pero diferentes?'
Así cerraba Ana el 2010, y daba paso al 2011. Si bien apoyo alegremente esta intención de propósitos, voy a añadir un matiz. Esas listas repletas de metas es mejor hacerlas una vez empezado el año. Si las escribes el 31 de diciembre, tienden a olvidarse, a irse por el retrete el día de Año Nuevo,... o al menos esta es mi pequeña experiencia. Por ello, hoy 3 de enero, tras un día que ha sido una gran caca, y con los sentimientos un poco a flor de piel, considero que es un buen momento para resumir mis deseos.
Tengo que dejar de ser un pringao. Sí, no puedo ser más pringao y eso tiene que cambiar. No debo hacer oído sordos para evitar situaciones y discusiones incómodas, al final la gente se cree que soy 'azulito' y que verdaderamente no me entero de lo que han dicho o pensado, de la forma en la que han mirado. Trato de tener paciencia y dejarlo pasar, hacer que fluya una, dos, tres... ¿consigo así que actúen diferente conmigo?. No, consigo que piensen que soy tonto. Tampoco es que crea que puedo cambiar a nadie, simplemente... trato de ser bueno con los demás, de contagiar un poco ese espíritu. Y no hay nada de falso en ello, si no veo buen fondo me marcho, no insisto ni lo intento.
Probablemente no haya expresado demasiado bien cuál es la intención del párrafo anterior. Es difícil hacerlo porque implica un cambio grande en cómo soy. Lo que quiero decir es que hay gente que consigue más con menos, que su carácter es en términos generales más productivo; y el mío es un drama, es el de un pringao.
La última vez que hablé con Guillermo, le prometí que aprendería a defenderme. A los tres meses me prometí a mí mismo que nunca más dejaría escapar a esas personas que conoces por azar y conectas, sientes 'feeling' y, aunque la relación con ellas se transforme, sabes que son, al menos para ti, especiales. Por casualidad de la vida y de facebook, que amigos trae y amigos quita, después de dos años y dos meses me lo encontré en un paseo nocturno con Yanyan; y esta noche, después de que whatsapp no me informara de que Ana no podía quedar conmigo y pasase 20 ricos minutos pasando frío, hablé con él.
He puesto empeño en mi segunda promesa, y tras lo vivido en el 2011 puedo decir que con creces se ha cumplido (y orgulloso estoy de ello). Sin embargo, cuando hablando por MSN me preguntó por la primera, solo me vino a la cabeza un 'no, en ese sentido sigo siendo un pringao'. Y de ahí que piense que algo falla.
Otro de mis propósitos es tener un verano libre, aprobar casi todo durante el curso, y poder irme de Interrail, o a Pekín con Yanyan y Pablo, o volver con las orejas caídas a Logroño y sacarme el carné de conducir... ¡pero sin tener que estudiar demasiado!
Y ya está, eso es todo amigos, algo de productividad en mi forma de ser, y otra poca en mis estudios, todo ello necesario para ser un poco más feliz, para poder viajar. Son dos propósitos difíciles, no me hundiré si no los consigo. No los llevé a cabo en el 2011 y fue un año intenso, fui feliz aunque algunos meses resultaran peores; y disfruté los viajes a Salamanca con mis chicas guapash, a Asturias con mis padres, y también los días viviendo en casa de Pablo (si los llamamos 'puentes', han sido unos cuantos).