Otras veces hace calor. Sales a la calle y, sabes que sigue brillando. Pequeños detalles te hacen sonreír, y no tienes prisa porque llegue el fin de semana. No te importa que el tiempo pase lento, lo estás disfrutando. Decides escuchar música que no te traiga recuerdos tristes, y vuelves a contestar las llamadas del teléfono. Sigues sintiéndote bipolar, pero ahora no te puedes quejar del cambio. Definitivamente el pie con el que te levantas cada mañana resulta ser un gran apoyo. Aprovechas diecinueve de las veinticuatro horas del día, haces todo lo que antes no tenías ganas, y sigues sonriendo. Te sientes más creativo, más fuerte, y más feliz.
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