El martes fue el primer día de verano, primer día de rebajas, y primer día sin exámenes. Quedé con Kami y Natán para comer en la universidad (no porque sea masoca y me guste pisar la ETSIT después de exámenes, pero tenía que hacer una movida para convalidar unos créditos de libre elección), y después fuimos de rebajas. Reconozco que comprar ropa es algo que me gusta, sobre todo si llevo mucho tiempo sin estrenar nada, pero ambos dos me superan, y bastante, en lo que a afán consumista se refiere. Desde las 14:00 hasta las 20:00 estuvimos en el centro, hasta que... me metía en los probadores para dormir un rato, y ni un ice cafe mocca blanco de Starbucks hacía que me apeteciera seguir en la calle.
No obstante, hubo muy buenos momentos a lo largo de la tarde. El primero de ellos fue descubrir esta camiseta en Sfera. No la compré porque se supone que era de un pijama y valía 15 pavos, pero es sencillamente genial.
En Adolfo Domínguez pudimos comprobar que, si bien habían sacado la colección del verano pasado, las camisetas son además de muy mala calidad, porque las lavo siempre dándoles las vuelta, y aun así observad el resultado... totalmente descolorida :(
Prácticamente al final de la tarde, entramos en el Mango de la calle Fuencarral. Estaba al 50%, y Kami seleccionó nueve prendas. Como solo dejan entrar al probador cinco, me quedé afuera guardándole el resto.. a ella y a otra chica que no conocíamos de nada. Para contextualizar un poco más la media hora de pánico que se aproximaba, añado que en ese Mango hay casi 25 probadores, había solo una chica doblando la montaña de ropa que la gente no quería, y la planta de arriba del mismo es un Outlet (de marca Mango también).
Se probó Kami un vestido. Nos gustó, se probó otro y me dio el anterior. Cuando fue a probarse el tercero, había una señora en su probador. Obviamente ésta se lo había encontrado vacío, habían recogido la ropa que Kamelios había elegido, incluida la suya propia (las llaves de su casa iban en el bolsillo de su pantalón). A todo esto, la ropa que llevaba era también de Mango, y mientras se probaba los vestidos, la jefa solitaria había pedido refuerzos y seis chicas habían repartido ya por la tienda toda la montaña de ropa que he mencionado antes. Ninguna sabía nada de la ropa de Kami.
No aparecía... la situación se ponía tensa, y después de casi 30 minutos nos avisaron de que en el Outlet de arriba una dependienta se había quejado porque había dos prendas sin etiquetar. Afortunadamente, las llaves seguían en el bolsillo. Subimos a por la ropa y nos hicimos amigos de la dependienta.
La pobre estaba jodida, nos contó que van a comisión, y que hay mal rollo entre las trabajadoras... que a ella concretamente le hacían bastante el vacío. Finalmente, le pedimos que nos hiciera una foto y nos volvimos a casa.
Como suele decirse, puede que la historia no tenga mucha gracia así contada. Debí grabar a Kami a punto de liarse a hostias con las dependientas xDD




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