Relacionada con las encadenadas acción-reacción, causa-efecto, éxito-crisis,... se haya mi teoría sobre el antihombre. El antihombre no es nada negativo, a pesar de a lo que el nombre pudiera apuntar, sino una forma de actuar potenciada por el contexto social actual, y que yo no comparto.
Durante los 90s, y ahora en Antena3 los domingos a las 16:00, podemos ver infinitud de películas sobre romances en las que el chico (el hombre) es un personaje tierno, cariñoso, tímido, al que sorprendentemente solo la chica más popular del instituto entiende. Digo sorprendentemente porque, si bien pienso que en este tipo de películas de romance adolescente el papel femenino ha sido menos variado, también opino que en algunas de ellas no pega nada.
En cualquier caso, y como reflejo, creo que la sociedad en la que vivieron nuestros padres fue, a rasgos generales, bastante más moñas que la nuestra. Sí, había sexo por sexo, pero no tan accesible como es ahora con internet... había que currárselo, al menos, en las discotecas (solo hablo del gratuito). Bebían hasta perder el conocimiento a veces, sí... pero no por el módico precio de tres euros al que Mercadona nos ofrece el Knebep, ni alzado tampoco por los masivos botellones que estamos protagonizando.
Otro ejemplo que se me ocurre es con la música, ahora está de moda el falso moderneo frente al dance anterior. Lo que quiero decir es que estamos viviendo unas semidécadas más malotas por oposición a la anterior, y que oye, así como con la música estoy encantado, me jode un poco el papel del antihombre. A pesar de en el ámbito del cine haberle dado más importancia al género masculino, aclaro que este término no entiende de género alguno. Es, como he dicho, un reflejo de ese espíritu que nos incita a ponernos un septum.
Así pues, defino el antihombre como un ser pasota, que solo se preocupa de sí mismo (o que aunque no lo haga, es lo que muestra); insensible (o que aunque sienta, no lo muestra); que rechaza todo tipo de afecto; que sus comentarios más ingeniosos sirven para hace ver que los tuyos no interesan; que un "te quiero" es de débiles y, como ya sabéis, pertenece a la década anterior.
Pero, y aunque a veces esta actitud me deprime, he de decir que cada día me preocupa menos. Parece que nace una corriente post-kani que permite comunicarte con esas personas a las que quieres, diciéndo lo que piensas con una precodificación en alfabeto kani que le otorga un tono irónico aceptado por los demás. Como fruto de ello, he recibido en los últimos días mensajes del tipo "oye hijo, que tengo unas ganas de verte pochas eh?" o "i love you beibe" y "un beso gordoncho".
Y ahora ya, concretando un poco más, y dedicándole el último parráfo a quien no solo me escribe en el nuevo código sino que me ha escrito siempre, decirte An que yo también TK mucho mucho mucho, que agradezco inmensamente los mensajes más moñas que se te ocurren en los momentillos de bajón que he tenido últimamente, y que tengo unas ganas pochas también de verte el 30.
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